En el camino, imagino no estar
en el colectivo. El viento frio me
congela la cara y nunca tomo la
ruta más rapida, siempre la más
vacía. Esa soy yo, eso es tan yo.
Otra vez me encuentras contando
las mismas historias, tratando de
hacerlas más interesantes según
mis analisis, siempre partiendo de
lo que creo que los otros quieren
escuchar. Nunca la verdad, nadie
quiero escuchar la verdad. La
verdad solo me gusta a mi, te
digo, por saber que no existe,
la admiro plenamente. ¿Que
es mejor que no existir y ser
buscada por todos? Ya se, no
existir por completo. Pero eso
es otro tema, lo hablaremos
después, cuando no tengamos
que escribir mentiras bien
redactadas en hojas A4 y
entregarlas a otros mentirosos,
que por su vez miden si nuestras
mentiras los convencen o si
tenemos que mentir más y más
y más hasta que tengamos la
mentira incrustada en nuestros
cerebros. Y yo te digo
Cristobal Colon descubrió a
America, y digo la depilación
es una cuestión de higiene, no
de opresión impuesta por la
midia. Pero no es solo eso.
Se escucha en todos lados,
las voces que justifican gustos
con mentiras, imposiciones con
falacias. Cualquier proposición es
una patraña y yo me las devoro.
Más tarde, vomitaré lo digerido
mientras siento en un diván y
me recetan cosas para hacerme
sentir normal. La normalidad es
la peor mentira.
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