viernes, 21 de enero de 2011

Of these idiotic things that were torn from people in moments of desperation:

 Tienes cinco y ves como los adultos te mandan a dormir cuando quieren. No puedes entender los tonos que usan o porque se ríen de lo que dicen. Miras con tus ojitos inocentes como te incumben valores y objetivos que tú no escogiste. Como no tienes control de tu vida.
 Y lo quieres tener, por eso sueñas con un mundo donde ya eres grande y todo es fácil. Nadie ni nada surgen para interferir en tu vida perfecta. Maravillosos son tu empleo, tu pareja, tus hijos, dinero, control y felicidad. No hay nada que te falta. Porque así es la vida de los adultos.
 Cuando te mandan a dormir, sueñas con eso. Cuando te castigan, sueñas con eso. Consolas cada decepción con la ilusión de que falta poco, muy poco. Cada vez menos.

 El tiempo sigue su curso, inmutable por los mortales, y trae con él una infinidad de acciones y consecuencias sobre las cuales probablemente no tuviste poder de opción. Te sientes frágil, minúsculo. Empiezas a hacer todo lo posible - y lo que crees imposible - para cambiar la situación, para tener parte en tu propia vida. No es necesario decir que te frustras un poco. Cada vez más.
  Distribuyes culpa como comida para los hambrientos. Culpas aquellos cuyas acciones interfieren en tu vida, a todos los adultos, engañandote con su forma de mostrar el mundo, a tus lazos más próximos. Tardas en darte cuenta de que librarte de la responsabilidad o exigir cosas que en verdad nunca estuvieron al alcance no son soluciones para tu problema.

 Años han pasado sin una respuesta y todo ahora parece en vano. Toda y cualquier dirección que decidas tomar parece desestimulante. Te has quitado los velos de la infancia que nublaban tu visión, y sabes que eres todo menos libre. La nueva visión te ciega por instantes - ya decía Plato -, deseas los velos otra vez más, sabes que es casi demasiado tarde, casi hora de decidir de qué modo enfrentar lo que sea que puedas ver ahora.
  Y escoges enfrentar. Juntar fuerzas y seguir adelante, tomando lo que te puedan dar y dando todo lo que el mundo pueda tomar - no más. Dejar atrás pero no olvidar, y todas esas cosas que en teoría funcionan pero en la realidad cuestan esfuerzo.
  Tienes un largo camino en adelante, una lucha por control. No de tu vida y sus altercados - ya sabes bien que no puedes controlar nada en su totalidad - sino de tus acciones o decisiones. Porque nada viene, se va o se queda sin sacrificios. Y tú has decidido que quieres que quede de ti en este mundo y cuanto estás dispuesto a sacrificar.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario