de repente me agarraste con la guardia baja
mientras acariciaba la mesa de tu living room
y solo sentí el golpe cuando ya era muy tarde,
tumbada y con las entrañas abiertas, aún inquieta,
derramando sangre y secretos en tu piso de madera
dos minutos antes, en ese entonces percibiste
que no te prestaba atención, me preguntabas
algo sobre la teoría de las ventajas absolutas,
y yo te respondía que solo había una, subjetiva,
mientras me escondía de tus ojos inquisitorios
creo que intentaba desconcentrarme lo suficiente
como para conseguir el desdoblamiento astral
éramos solo tú y yo y el tamborileo mis dedos,
pero yo soy dos: una en teoría, en práctica, otra
y tal vez puedas limpiar la sangre, cambiar el piso,
pero mis desahogos te seguirán para siempre
No hay comentarios.:
Publicar un comentario