Hace cien horas que no duermo.
Diría que ya no puedo distinguir la realidad
de mis alucinaciones, pero sería mentira.
Los dos sabemos que nunca pude.
Sigo sin deseos de cerrar un ojo.
Mentira, otra vez. Deseo cerrarlos en
un sueño eterno hecho de paz y silencio.
No puedo dejarme ir, o hacerme estar.
La incoherencia, el miedo, las palabras
que nadie quiere escuchar, la intolerancia,
la inseguridad como estrategia de control.
No se si algún día podré volver a dormir.
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